Empezamos el año y, ¿cuántos de vosotros se ha planteado nuevos propósitos? Ir más al gimnasio, comer más sano, ver más a la familia o amigos, hacer deporte, dejar de fumar,… Las ideas son interminables pero, por desgracia, el 80% de estos propósitos no se van a cumplir. Así lo dicen los datos y las estadísticas.
Crear un nuevo hábito no es fácil, no nos vamos a engañar. Especialmente, aquellos que implican hacer algo que no nos gusta o no nos motiva en exceso. Por ejemplo, todos sabemos que hacer deporte es bueno para la salud física y mental. No obstante, si eres una persona que odias los gimnasios, posiblemente por mucho que te propongas ir cada semana, encontrarás cualquier excusa para no hacerlo. Por lo tanto, un primer punto a tener en cuenta para crear un nuevo hábito es la MOTIVACIÓN. Hemos de querer hacerlo. Por lo tanto, ¿Qué podemos hacer para aumentarla?
- Listar los beneficios de realizar la nueva conducta, anotarlo en un post-it o papel y tenerlo en un sitio visible (nevera, cartera, móvil,…). Es fácil que nos olvidemos de todo lo que podemos ganar con el nuevo hábito, por ello es importante tenerlo a mano siempre que queramos. Asimismo, no se trata de hacer listado de beneficios “médicos” o generales. Aunque estos pueden aparecer, lo más importante han de ser los beneficios personales. Por ejemplo, si eres una persona fumadora que le molesta mucho el olor del pelo del tabaco, un beneficio será que desaparecerá ese olor. Para muchos será una tontería, pero no para ti.
- Valorar las pérdidas de ese cambio, porque algo perderemos por el camino y hemos de ser conscientes de si nos compensa o no. Por ejemplo, ir al gimnasio 2 veces a la semana, puede significar estar una hora menos con tus hijos el día que vayas. Cada uno ha de valorar los pros y contras de estas pérdidas teniendo en cuenta los beneficios. Muchos pensaran, prefiero estar con mi familia y es completamente lícito por lo que mantendrán el hábito anterior. No obstante, otros pueden valorar ir al gimnasio para estar más relajados y así tener más tiempo de calidad en a familia. Todas las opciones son válidas, ninguna nos hace mejor o peor persona. Simplemente, hemos de ser sinceros con nosotros mismos y con lo que realmente queremos.
- Ponernos retos realistas que podamos cumplir. Si antes de empezar ya vemos una montaña enorme, ¿para qué hacer nada? Para mantener la motivación es más útil ir añadiendo de forma gradual nuevos cambios que nos acerquen a nuestro objetivo final. Por ejemplo, si queremos tener una dieta más saludable podemos empezar introduciendo 1 fruta más cada día e ir aumentando progresivamente.
- Recompensarnos por cada pequeño logro que conseguimos ya que aunque sea ínfimo, estamos un paso más cerca del objetivo. Es importante tener en cuenta que logro es cada pequeño paso o reto que nos acerca al resultado final. Reconocernos estos avances nos ayuda a seguir. Imaginaros que os proponéis ir al gimnasio y pasáis de no ir nunca a 1 vez por semana. Si pensáis, “¡Bien, esta semana he ido 1 vez!” posiblemente la siguiente semana, intentaréis volver a ir una vez como mínimo. Sin embargo, si pensáis “¡Solo he ido una vez,… bfff!” os estaréis castigando e ir al gimnasio será más difícil todavía. Por lo tanto, ojo a los mensajes que os dais.
Ahora que ya sabemos cómo mantener la motivación alta, es importante crear el plan de acción, es decir, qué queremos conseguir y cómo lo vamos a hacer. En el siguiente artículo sobre cómo conseguir tus objetivos, te indicamos los pasos que puedes seguir.