Tu puedes, solo has de creer en tí
Desde que somos pequeños, nuestros padres, profesores, amigos, etc nos han repetido una frase muy inocente “no puedes”. Esta frase, que parece que no tiene consecuencias a nivel general, es desastrosa en muchos momentos para el desarollo de las personas. Cuando les decimos a los niños que no pueden hacer algo, les estamos diciendo que son incapaces. Por lo tanto, estamos minando su autoestima y, con ello, las ganas de arriesgarse y/o hacer cosas nuevas o diferentes. Con los años, esta frase se nos ha repetido tantas veces que podemos llegar a interiorizarla creyendo que no podemos hacer muchas de las tareas que nos rodean.
Sin embargo, esto no es una realidad, es necesario valorar cada una de las situaciones de manera independiente. Vamos a ver…
¿Porqué no puedes?
- Razones físicas
En ocasiones, hay motivos del contexto que nos limitan para conseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, una persona de baja estatura quizás le cueste llegar al último estante en su cocina. Sin embargo, en estas situaciones hemos de valorar qué podemos hacer para conseguirlo y qué recursos tenemos a nuestro alcance. Siguiendo el ejemplo, podría ser subirse a una silla y/o una escalera. En este sentido, cuantas más alternativas creemos, más fácil será encontrar una solución que nos convenga y nos facilite la consecución de nuestro objetivo.
- Falta de práctica
Otro motivo frecuente es la falta de práctica o entrenamiento, especialmente relacionado con las habilidades de las personas. A día de hoy, yo no puedo tocar una canción en guitarra puesto que nunca he aprendido a hacerlo. Sin embargo, si entreno y practico, puedo llegar a dominarla. Quizás nunca suene como la versión original ya que mis capacidades musicales no me lo permitan, pero sí que podré tocarla y las personas reconocerla. En este sentido, se ha de tener en cuenta que hemos de valorar siempre nuestras capacidades, por lo que hemos de tener objetivos realistas. Asimismo, no hemos de olvidar que entrenar nos da esa oportunidad de poder hacerlo, sin embargo, ello requiere tiempo y esfuerzo que no siempre queremos invertir. En tu caso, ¿estás dispuesto a invertirlo?
- Miedo
Los miedos en general nos resultan limitantes, nos hacen ver las cosas de manera exagerada bloqueándonos e impidiendo que avancemos. Cuando nos negamos hacer algo por el miedo, simplemente estamos alimentándolo y haciéndolo más grande. Por ello mismo, cuando sentimos que es éste el que no nos permite hacer alguna actividad hemos de mirarle de frente y valorarlo de la manera más objetiva posible. Ver las consecuencias a corto o largo plazo puede ayudarnos en este proceso. Por ejemplo, preguntas como ¿qué es lo peor que podría pasar?, ¿Sería asumible?, ¿Cuánto tiempo me afectará?, ¿Será para toda la vida?, etc pueden ser de gran ayuda para mirar y enfrentarse al miedo que nos paraliza.
- No depende directamente de ti
El azar o las decisiones que dependen de otras personas se han de tener en cuenta a la hora de valorar si podemos hacer algo. Existen situaciones en las que no podemos hacer nada, porqué realmente no depende de nosotros. Por ejemplo, por mucho que nos gustase que nuestra pareja dejara de fumar, no podemos conseguirlo ya que es algo que no depende de nosotros. Hagamos más o hagamos menos, es una decisión que está en manos de otra persona. En estas situaciones, es recomendable valorar nuestro nivel de responsabilidad en el objetivo así como el control que ejercemos en la situación para poder evitarnos un malestar que no nos corresponde.
- Es un imposible
La mentalidad positiva nos ayuda en muchos momento a hacer frente a problemas del día a día. No obstante, hemos de mantenernos dentro de los aspectos que son conseguibles. Por mucho que a mi me guste poder volar, no puedo hacerlo por mi misma, necesito un aparato que me lo permita. Asimismo, con algunos deseos plausibles también hemos de valorar su veracidad o probabilidad de consecución.
En definitiva, intentemos cambiar esta frase que decimos a los pequeños. Dejemos los “no puedo” por otras alternativas más saludables para nosotros mismos, nuestra autoestima y las personas que nos rodean.