¿Cómo ayudar a los niños y niñas a organizarse?

¿Cómo ayudar a los niños y niñas a organizarse?

En el centro muy a menudo nos llegan niños y niñas que, a pesar  de tener buenas capacidades académicas, presentan resultados por debajo de lo que cabría esperar. Indagando en la historia escolar y hablando con la familia, a menudo vemos que la causa radica en dificultades para organizarse. Es decir, se trata de niños que o bien no tienen unos buenos hábitos creados o bien no saben cómo gestionar el estudio de las materias, la planificación de las tareas, etc.

No es infrecuente ver también que esta dificultad para organizarse no sólo se da en el estudio sino que también se refleja en su funcionamiento cotidiano, alcanzando niveles máximos en la adolescencia. Contra más desorganización menos capacidad para centrarse tendrán los chicos y chicas, por lo que es un aspecto a trabajar.

¿Qué podemos hacer como padres?

  • Establecer rutinas desde pequeños y hábitos. Las rutinas les ayudan a seguir unos pasos determinados cada día de manera automática. Por ejemplo, si se establece el hábito o la rutina de lavarse los dientes después de cenar, muchos niños lo harán de manera automática, sin que les cueste esfuerzo. Igual pasará si se establece el hábito de ponerse a hacer deberes o estudiar cuando lleguen cada día a casa, muchos lo harán de manera automática y evitaremos discusiones o, incluso, que se acuerden que tienen tareas pendientes a las 8 de la noche y comience el estrés. Así les serà más fácil organizarse.
  • Enseñarles a planificar, tanto las tareas académicas como las actividades en familia. Planificar es clave para tener una buena organización y no debe dirigirse sólo al estudio. Inicialmente les podemos ayudar a organizarse las tareas escolares con un horario o una planificación semanal donde salgan reflejadas tanto las actividades académicas como las no académicas (tiempo de deberes, tiempo de jugar, actividad extraescolar, …). No se trata de que seamos nosotros quienes realicemos esta planificación sino que nos sentemos con nuestros hijos e hijas para ayudarles a que lo hagan por sí mismos/as. A medida que vayan cogiendo autonomía pueden hacerlo solos y solas y nosotros/as tan sólo revisar el resultado final. Cuando vayan a cursos superiores en la planificación deberán tener también en cuenta el tiempo que tardan para estudiar una determinada asignatura o realizar los trabajos. Además les podemos pedir ayuda para planificar actividades cotidianas como, por ejemplo, qué hay que ir a comprar antes de ir al supermercado o qué pasos tenemos que hacer para organizar unas vacaciones, pudiendo participar de manera conjunta en las decisiones familiares y dejando la puerta bien abierta a sus propuestas.
  • Dividir las grandes tareas en tareas más pequeñas como si siguiéramos los pasos de una receta. A veces cuando tenemos que realizar una tarea muy complicada no sabemos por dónde empezar. Dividir las tareas en pequeños pasos más alcanzables puede ser muy útil para poder ordenar su cabeza. Por ejemplo, si tienen que realizar un trabajo en la escuela, puede ser ayudarles pensar primero qué pasos se deben hacer (escoger la temática, hacer apartados, buscar información, desarrollar cada uno de estos apartados, hacer un índice, portada, …) y marcar un orden para realizarlos uno a uno.
  • Fomentar que haya un ambiente ordenado. Si nuestros hijos e hijas están rodeados de desorden será muy difícil que se puedan centrar. Es importante que se potencie que en casa haya un mínimo de orden tanto en las estancias comunes como las individuales y, especialmente, que el lugar de estudio esté lo más libre posible de estímulos distractores y con el material bien organizado. En el caso de las chicas y los chicos adolescentes, que suelen ser más desordenados, se deben poner pocas normas de orden pero claras y fáciles de cumplir. Por ejemplo, no puede ser que en la mesa de estudio haya ropa por encima tirada pero si ésta está encima una silla, por mucho que nos gustaría que estuviera en su lugar, tampoco debemos insistir en exceso si debe ser un conflicto constante.
  • Hacer listas de las tareas realizadas y las que quedan por hacer. Una lista de tareas es muy útil para poder saber qué cosas hemos hecho y las que nos quedan por realizar. Dificulta que se den olvidos y nos dejemos cosas por hacer. Hay que tener en cuenta que las listas de tareas deben ser realistas. Si nos ponemos demasiadas tareas por hacer es fácil que nos quedamos bloqueados sólo de ver todo el trabajo que tenemos por delante. Además debemos pensar que no todas las tareas son igual de importantes ni prioritarias y algunas requieren más tiempo que otras. Por lo tanto, cuando hagamos la planificación descrita en los párrafos anteriores, tendremos que tener en cuenta estos aspectos.
  • Potenciar la autonomía. Si queremos que nuestros hijos e hijas aprendan a organizarse sin que les tengamos que estar encima tenemos que dejar que hagan solos. En un primer momento está bien que puedan contar con nuestra ayuda pero, en ningún caso, tenemos que hacer las cosas por ellos. Además, las ayudas iniciales las tendremos que ir retirando de forma progresiva a medida que los niños y las niñas vayan mejorando sus habilidades.
  • Hacer carteles conjuntamente con las cosas que se deben hacer cada día. Hay niños, niñas  e, incluso, adolescentes, que tienen tendencia a tener olvidos muy frecuentes. Por ejemplo, dejarse material de la escuela en casa. En estos casos puede ser muy útil poner algún cartel recordatorio de lo que deben hacer para que esto no ocurra. Por ejemplo un cartel que ponga: ¡¡Recuerda!! Cuando termines de hacer los deberes revisa la agenda con las tareas a entregar, el horario de mañana y prepárate la mochila. Cuando estamos instaurando un hábito, como por ejemplo, ponerse a hacer los deberes al llegar de la escuela también nos pueden ser muy útiles los carteles.
  • Predicar con el ejemplo. Por último, y no menos importante, tenemos que predicar con el ejemplo. Si nosotros somos desordenados a los niños y las niñas les costará mantener el orden. No debemos olvidar que somos modelos y que imitarán muchas de nuestras conductas por lo que la planificación y la organización también debe formar parte de nuestro día a día.

La aplicación de estas pautas será más fácil contra más pequeños sean los niños y las niñas pero eso no quiere decir que sea misión imposible implementarlas en la adolescencia, todo es ponerse. La capacidad de organizarse se puede adquirir y perfeccionar a lo largo de toda la vida. Si tenéis dudas o deseáis más información no dudéis en contactarnos en info@centrepip.com y os responderemos encantadas.

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