Estar o vivir en una relación abusiva no es algo que pase de un día para otro. No nos engañemos! No te despiertas de golpe y dices “Ay, están abusando de mí!”, “Estoy en una relación que no quiero”, “me están maltratando” … Más bien, el proceso de estas relaciones suele ser más o menos lento , comenzando de maneras muy sutiles que nos pueden pasar desapercibidas hasta que no nos encontramos dentro del pozo.
¿Qué indicadores puede haber?
- Una tendencia a aislarte y/o reclamarte tu tiempo. No se trata de que en un principio no te dejen ir con tus amigos/as, sino que se añaden comentarios que hacen que la persona se encuentre ante un dilema que pueden generarle culpa y/o tristeza. Algunos ejemplos podrían ser, “no me importa que vayas con tus amigos, pero había pensado que podríamos hacer cosas juntos”, “pero si ya quedaste ayer, hoy por qué no estamos solos”, “me gusta ir con las tus amistades, pero prefiero que no vamos cada semana “, …
- Hacer comentarios negativos de tu entorno y/o recordar aquellas cosas que te han hecho daño. Es normal que si nos hacen daño, nuestra pareja intente opinar o defendernos de alguna manera. No obstante, si tiende a fijarse en los puntos más negativos y los repite continuamente, puede ser una forma de empezar a aislarte sin ponerte claramente entre la espada y la pared. Repetir los comentarios puede generar un cierto sesgo que provoca que tengas la atención centrada en aquellos puntos.
- Ponerte mala cara cuando das una respuesta que no gusta. No significa que haya de enfadarse o chillar, pero puede que su actitud y la comunicación no verbal que transmite te haga sentir que no has hecho lo que tocaba. Dentro de este punto, también incluiríamos el silencio o irse sin decir nada ya que es una manera de comunicar que no estamos de acuerdo. Estas estrategias no asertivas, son una manera sutil en que alguien puede conseguir que la otra evite respuestas similares y, por tanto, empezar a reducir progresivamente su libertad.
- Insistir sobre un tema. A veces, lo que pasa es que la persona tiende a insistir una y otra vez sobre algo que ya ha hablado sin aceptar tu punto de vista. No es necesario que sea durante una misma tarde, pero durante un período de tiempo sacando el tema de forma recurrente para ver si cambias de opinión y/o puede hacerte ceder de alguna manera.
- Comentarios continuos del estilo “lo podrías haber hecho así”. Todo el mundo puede mejorar y siempre nos pueden asesorar para poder aprender. No obstante, si ante la mayoría de situaciones tiende a opinar y/o hacer recomendaciones, la lectura que puedes extraer es que no sabes hacer nada bien. Sin embargo, si este elemento, lo juntamos con una baja autoestima, el malestar que puede producir aún será mayor dando a la larga validez a su forma de hacer por encima de la tuya propia.
- No reconocer sus propios errores. En general deberíamos tener todos claro que no somos perfectos y que nos equivocamos más a menudo de lo que nos gustaría. No obstante, si cuando intentas comentarselo a tu pareja, ella lo niega, dificulta el cambio y la comunicación fluida. Además, puede que ante estas situaciones, lo que haga sea culpabilizar a los demás o ti, haciéndote así responsable de sus errores.
- Bromas reiteradas que no te gustan. Cada uno tiene su mochila personal, por lo que hay bromas que pueden hacerte daño pero en cambio ser inofensivas para el resto. En este sentido, una vez le has comentado a la otra persona esto, lo más habitual sería que lo respetara y procurase evitarlas. Sin embargo, si sigue empleándolas y/o hace bromas que consideras que te humillan, quizás es un buen momento para hablar claramente.
- Preguntas sobre qué haces, con quién estás, … El interés por la otra persona es habitual. No significa que estas preguntas sólo las hagan personas con perfiles controladores. Aún así, si las preguntas son muy reiteradas, sientes que te están juzgando continuamente o que te sacan una libertad que tú no quieres perder, puede ser conveniente detenerse y reflexionar al respecto. No se trata de ocultar hechos y / o de mentir, pero si poder comunicar lo que queremos y decidir en qué momento contamos y en qué no.
Debéis tener en cuenta que aquí hemos listado algunos ejemplos y/o indicadores generales que no tienen por qué indicar que estás en una relación abusiva pero si que pueden ayudarte a evaluar tu situación personal. Darte cuenta no es fácil y muchas veces utilizamos mecanismos de negación para no ver lo que hay delante. Desde Centre PiP, Psicología y Pedagogía, te animamos a valorar estas pequeñas situaciones con perspectiva, teniendo siempre en cuenta tu propio bienestar y tu derecho a opinar y decidir.
Si te encuentras ante estas situaciones, es importante poder hablar con el otro para ver cómo te hace sentir y que te gustaría. Pedir cambios y/o llegar a acuerdos que se mantengan en la pareja es una manera de establecer los límites para no perder tus derechos como persona. Al final, no podemos olvidar que en una relación saludable, las dos personas deben tener y sentir que tienen los mismos derechos y deberes y son respetados por el otro.
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