Después de semanas de encierro, empieza el desconfinamiento o la desescalada con la alegría de muchos. Sin embargo, esta medida puede traernos otras situaciones de estrés o miedo que pueden hacer esta etapa menos agradable para algunas personas. El miedo al contagio o a salir, el cambio de ritmo de vida y el miedo a volver al estrés,… pueden ser algunos de los frentes que se abran a partir de ahora.
No vamos a olvidar un primer punto que incluye la responsabilidad individual para hacer este proceso siguiendo las recomendaciones de seguridad. La distancia social, el uso de mascarillas o guantes, el lavado de mano,… Todas esas medidas que ayudan a reducir el número de contagios y que depende de cada uno de nosotros.
No obstante, a nivel emocional, ¿qué podemos esperar?
- La alegría por salir, por recuperar poco a poco la tan famosa “nueva normalidad” y poder reencontrarnos con las personas de nuestro entorno.
- El miedo por contagiarnos, por el futuro incierto, por la situación laboral,… Según la situación personal de cada uno, existen muchos puntos que pueden crearnos inseguridad a día de hoy lo que puede causarnos problemas para dormir, preocupaciones excesivas, comer compulsivamente o pérdida de hambre,…
- La tristeza por todo lo que hemos vivido y las pérdidas que ha habido por el camino.
- La rabia por la falta de responsabilidad de algunos, por situaciones injustas que estamos viendo,…
- El estrés por tener unos horarios más rígidos, por volver al ritmo de vida anterior al confinamiento, por una mayor dificultad de la organización o conciliación familiar si tienes hijos o personas dependientes a su cargo,….
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Cada persona, igual que ha hecho con el confinamiento, va a manejar la desescalada a su ritmo y a su manera. Sin embargo, a continuación os dejamos algunas recomendaciones que pueden ayudaros en este proceso.
- Reconocer y validar las emociones que estáis sintiendo. Aunque mucha gente esté contenta, cada uno va a vivir este proceso a su manera y teniendo en cuenta su propio esquema mental. Por lo tanto, es importante saber qué estás sintiendo en cada momento y reconocerlo como válido. Todas las emociones son importantes y todas nos proporcionan información sobre lo qué nos está sucediendo. Por lo tanto, acepta esa emoción como parte de la situación sin juzgarte ni castigarte.
- Busca estrategias para aumentar el bienestar. Igual que durante el confinamiento, hacer deporte, cuidar la alimentación, hacer actividades para nosotros mismos,… pueden promover que nos sintamos mejor. Asimismo, liberar las emociones que sentimos escribiendo o hablando con otras personas, nos puede ayudar a reducir su intensidad. Entrenar o realizar ejercicios de respiración o visualizaciones tranquilas, también puede ayudarnos en este proceso, permitiendo que nuestras sensaciones disminuyan y proporcionándonos una sensación de bienestar.
- Hacer pequeños pasos o aproximaciones. Ante el miedo a salir o al contagio, puede ser necesario reducir las expectativas o las “obligaciones” que nos imponen. Podemos salir, pero no significa que debamos hacerlo sí o sí. Sin embargo, para no alimentar el miedo, puede ser necesario ir creando pequeños pasos que nos permitan acercarnos a nuestro objetivo de salir. Por ejemplo, podemos empezar con el simple hecho de vestirnos y salir a la calle, no hace falta dar la vuelta a la manzana, sino quedarnos en el portal y ver que sucede con la ansiedad. En un primer momento se disparará, pero si nos permitimos quedarnos en la situación un tiempo, podremos comprobar como nuestro propio cuerpo se va acostumbrando. Repetir este ejercicio varios días y, con los días, aumentar la complejidad caminando un poco, puede ayudarnos a ir reduciendo nuestra activación inicial.
- Recordar lo aprendido durante el confinamiento. Muchas personas han vivido el confinamiento como un momento de darse cuenta de aspectos relevantes en su día a día. En este sentido, puede ser interesante recopilar estas ideas y guardarlas en un lugar visible para tenerlas presentes. Si el ritmo anterior era demasiado elevado, si había mucho estrés, si te olvidas del autocuidado,… puede ser que tengas miedo a que la inercia del día a día te haga olvidar estos aspectos que has ido cambiando durante estas semanas. Es por ello que tenerlo anotado y a la vista puede ser un recordatorio de lo qué quieres en tu vida. Recuerda que es importante plantearlo siempre en positivo e, incluso, anotar aquello que te ha ido bien para hacer cambios. Por ejemplo, más que “vivir sin estrés” lo puedes plantear como “vivir más tranquilamente” y pensar en cómo lo has conseguido. Algunos ejemplos puede ser escuchando lo que querías hacer, dedicando tiempo para ti, recuperando hobbies del pasado,…
Éstas son algunos puntos que pueden ayudarte. No obstante, tú eres el experto en ti mismo y eres el que sabes qué necesitas en cada momento. Por ello, si ves que esta nueva etapa te despierta emociones con mucha intensidad o el estrés acumulado de las semanas previas te está provocando mucho malestar, no dudes en contactar con nosotros en info@centrepip.com.