En diferentes artículos hemos hablado de cómo decir que no o de cómo mostrar una conducta más asertiva. Sin embargo, ¿De dónde nos viene el deseo de complacer a los demás? Todos queremos ser queridos o tenidos en cuenta por las personas que nos rodean sin embargo, algunas heridas de la infancia pueden hacernos más propensos a convertirnos en adultos con una alta necesidad de agradar y/o complacer a los demás.
¿Qué heridas pueden ser la causa?
Cuando un adulto tiene tendencia a complacer a los demás, suele tener un origen en su infancia y adolescencia, momento en que no se sintió querido por quien era. Por este motivo adquirió estrategias para hacerse querer.
Aunque es frecuente encontrar este patrón de conducta en personas que han sufrido negligencias, abusos o bullying, no son exclusivas. Existen muchas situaciones cotidianas que, de manera reiterada, pueden crear esta necesidad de satisfacer a los demás para así “tenerlos contentos” y que estén con nosotros.
Algunos ejemplos de conductas o dinámicas que aparecen en las familias o en los grupos de iguales que pueden promover estos tipos de actitudes son:
- Vincular nuestro amor o afecto a aquello que hace con frases del estilo “como te quiero cuando me ayudas en casa”, “no te quiero cuando haces estas cosas”, “si me dejas la pelota, seremos amigos”,…
- Retirar nuestra atención y/o afecto cuando no cumple con nuestras expectativas, por ejemplo, dejándolo de hablar y haciendo como si fuera invisible o, incluso, verbalizando “ya no te quiero” o “ya no te ajunto”. En este sentido, no nos referimos al momento en que se realiza extinción de una conducta , sino cuando por cumplir con lo que nosotros esperamos, nos enfadamos y retiramos nuestra atención o cariño.
- Evitar que opine o que decida por su cuenta, proporcionando el mensaje que su opinión no cuenta. En este punto es necesario especificar que dar la oportunidad a que se exprese, no significa que luego se haga lo que quiere, simplemente es poder oír lo que quiere así como los argumentos que, adaptados a su edad, puede utilizar para ello.
¿Qué creencias se pueden haber generado y promueven la necesidad de complacer?
A medida que crecemos, ponemos en práctica todo aquello que hemos ido aprendiendo durante nuestra infancia. Por ello, según nuestras experiencias con las demás personas y las relaciones que hayamos establecido, podemos llegar a pensar que hemos de sobreesforzarnos para que nos quieran y quieran estar con nosotros.
Algunas creencias habituales que encontramos en la base de la necesidad de complacer son:
- Si hago lo que quieren/piden, seguro que me querrán (no me abandonarán)
- ¿Qué quieren de mí? Buscando e imaginando lo que los demás esperan que hagas en cada momento.
- Lo hago porque yo quiero porque he de ser buena persona y las buenas personas ayudan/cuidan a los demás
- No merezco que me quieran por lo que he de esforzarme para que lo hagan
- He de ser perfecto y hacerlo todo bien para que me quieran
- Los demás son más importantes que yo, soy el último
¿Qué sentimientos pueden acompañar dicho deseo?
Pensar y centrarnos en las demás personas, tiene efectos en nosotros mismos a nivel emocional. Es habitual que las personas que tienden a focalizarse en los otros, presenten emociones que les avisan que están olvidándose de ellos mismos. Sin embargo, estas emociones suelen asociarse con connotaciones negativas, por lo que la persona huye o intenta disimularlas.
No obstante, las emociones están allí, como en una olla a presión, por lo que ante situaciones minúsculas puede ser que éstas salgan en forma de explosiones que pueden ser vistas como desproporcionadas.
A nivel general, las emociones más frecuentes en las personas que presentan necesidad de complacer a los demás serían:
- Rabia y rencor hacia uno mismo y hacia los demás
- Tristeza y depresión, puesto que al centrarse en los demás olvidan sus propias necesidades o deseos.
- Ansiedad y vergüenza debido a que viven con el miedo constante de que no les quieran o de perder aquello que les importa.
¿Qué conductas pueden aparecer o indican que intentas complacer a los demás?
La respuesta fácil sería, hacer lo que quieren los demás. Sin embargo, cuando una persona tiene la necesidad imperiosa de complacer a los demás, no solo hace lo que los demás quieren, sino que también puede llevar a cabo muchas conductas diferentes para evitar los conflictos y mantener así a la gente que la rodea cerca.
A continuación exponemos un listado con maneras de hacer más comunes. No obstante, es necesario que cada uno explore su propio repertorio.
- Evitar tomar decisiones o, en caso que te pregunten directamente, procurar devolver la respuesta con una pregunta. Un ejemplo común sería acabar las frases con un “¿no?”
- Lanzarse a ayudar a los otros, incluso antes de que te hayan pedido ayuda.
- Ser incapaz de decir que “no” a pesar de los sacrificios o esfuerzos que hayas de hacer para cumplir con lo que te piden
- Culpabilizarte por todo y pedir perdón por cosas que no dependen de ti
- Ser simpático siempre o mostrar siempre la cara amable
- No seguir tu camino y hacer en función de lo que crees que las personas que te rodean quieren o esperan de ti.
- Alejarse de los demás debido al cansancio que genera el esfuerzo por cumplir con las expectativas de todos.
En este sentido, y a modo de conclusión, es importante conocer nuestra manera de funcionar para poder hacer cambios. Conocer el origen, haciendo una mirada al pasado, puede ayudarnos a entender el porqué y cómo nos hemos ido construyendo a través de los años. Asimismo, indagar sobre nuestra manera de hacer, pensar y sentir en la actualidad, nos va a servir de brújula sobre aquellos cambios que podemos ir haciendo. Es por ello, que desde Centre PiP, te animamos a que en caso de verte identificado, hagas un pequeño trabajo de introspección viendo en qué aspectos te ves identificado y en cuáles no. Sin intentar juzgarte, simplemente con una intención exploratoria para poderte conocer mejor.
Asimismo, si crees que el deseo de complacer o la necesidad de que los demás te aprueben continuamente se está convirtiendo en un problema para ti, puedes consultar con nuestras psicólogas en info@centrepip.com