Ante las pérdidas, ausencias, muertes o abandono, las personas experimentamos el proceso de duelo.Para cada uno de nosotros, este proceso se vive de manera diferente, aunque está caracterizado por emociones como tristeza, ansiedad, miedo, culpa, shock emocional,…
Por norma general se asocian los duelos ante las muertes o rupturas. Sin embargo, existen otras situaciones que pueden provocarlo. Un cambio de residencia, la notificación de una enfermedad crónica, la pérdida de un trabajo,… son ejemplos de situaciones que pueden iniciar un proceso de duelo. En el fondo, hablamos de duelo cuando nos encontramos ante una situación nueva como resultado de una pérdida a la que necesitamos adaptarnos.
Por lo tanto, antes de nada, es necesario TIEMPO para poder adaptarnos y permitir que la herida cicatrice.
¿Qué etapas o fases tiene el duelo?
Primero de todo, se ha de tener en cuenta que cada persona sigue su propio proceso. Es decir, aunque hablamos de etapas generales, no todas las personas pasan por todas ellas ni tampoco en el mismo orden. Es frecuente encontrar personas que oscilan entre varias etapas al mismo tiempo.
A continuación exponemos los diferentes escalones o fases del proceso de duelo
Negación: “No puede ser verdad”, “no puede ser real”, “es un sueño/pesadilla”,… Son frases típicas de esta etapa y responde a la incredulidad del primer momento. La negación forma parte del shock inicial, un momento en que necesitamos tiempo para poder asimilar los hechos, especialmente, cuando han venido de manera inesperada. Es un momento en que desconectamos del entorno, dejamos de escuchar, entender, pensar, perdemos la noción del tiempo,… En el fondo, la negación nos da tiempo para reducir la intensidad de las emociones y poderlas hacer un poco más manejables.
Enfado: Ante las pérdidas, es habitual encontrarse enfadado. Sentir rabia por lo que ha pasado sintiendo que se trata de algo injusto, culpando a los demás, molestándote cualquier cosa,… Lo primero que hemos de hacer, es reconocer esta rabia y aceptarla como parte del proceso. La rabia nos ayuda a defendernos, nos permite movilizarnos para salir del agujero en el que estamos.
Negociación: En este momento fantaseamos con la idea de cambiar o revertir, se pacta o se promete lo que sea necesario para evitar lo inevitable. Es una etapa breve, de búsqueda de soluciones normalmente de tipo mágico o irreal. No obstante, ante las rupturas de pareja es una etapa que adquiere especial importancia. Este momento es aquel en que uno de los miembros empieza a realizar promesas de cambios.
Miedo o depresión: La tristeza, la sensación de vacío o la incertidumbre forman parte del dolor que siente la persona. Se siente agotada, despistada y menos eficaz en cualquier tipo de tarea. Frases como “La vida es una mierda”, “no superaré esto nunca”, o “no encontraré a nadie igual” son mensajes que se suelen repetir durante esta fase y que alimentan el dolor que se experimenta.
Aceptación: Es el último paso del duelo. No se trata de un proceso fácil o corto. Sin embargo al llegar a la aceptación la persona comprende que la vida ha cambiado y que no hay vuelta atrás. Aceptar no significa olvida, sino aprender a vivir con la nueva situación sin pagar el elevado coste que se estaba pagando.
La expresión de las emociones y los rituales que ayudan a elaborar el proceso de adaptación facilitan el proceso natural del duelo. Dentro de los rituales podemos encontrar los funerales, las cartas de despedida, las cajas de recuerdos, etc.
¿Qué es el duelo patológico o no resuelto?
El proceso de duelo tiende a durar entre 1 o 2 años dependiendo del momento en la vida, el tipo de pérdida, el apoyo social, los recursos emocionales y personales, etc. Ante aquellas situaciones en que el malestar o el bloqueo se extienden más allá de este periodo, se habla de un duelo patológico.
Ante los duelos patológicos es frecuente quedarse bloqueado en una de las etapas mencionadas anteriormente. Por ello, es importante tener en cuenta en qué fase se ha quedado la persona bloqueada. No es lo mismo encontrarse ante la fase de negación que en la fase de rabia.
¿Cuándo pedir ayuda?
Primero de todo, se ha de tener en cuenta que el duelo es un proceso natural y humano. Por ello mismo, se ha de evitar patologizar dicho proceso. Lo sano y saludable ante cualquier pérdida es experimentarlo por lo que la mayoría de personas elaboran el duelo de manera adecuada.
No obstante, cuando los síntomas se mantienen o se agudizan con el paso del tiempo; cuando existe un bloqueo emocional; se considera que no se dispone de los recursos necesarios y/o cuando los sentimientos negativos se apoderan de la vida de la persona; puede ser conveniente acudir a un psicólogo que te ayude elaborar el duelo de manera saludable. Se ha de tener en cuenta que un duelo no elaborado puede provocar problemas emocionales y/o relacionales en el futuro.