Actualmente, estamos viviendo un momento de cambio social donde las miradas están puestas en promover la igualdad en todos los ámbitos. Es un gran avance y una lucha que se va consiguiendo paso a paso. La forma en que nos socializamos en relación al género y las experiencias que tenemos por este motivo puede estar relacionada directamente con muchos de los síntomas, patologías o sufrimientos con las que las personas vienen a la consulta. Es por ello que desde Centro PiP, Psicología y Pedagogía, enfocamos nuestras terapias desde una perspectiva de género.
¿Qué entendemos por perspectiva de género?
Dentro del marco general, cuando hablamos de perspectiva de género, nos referimos al hecho de tener presente cómo se ha construido a nivel cultural y social la definición de masculino y femenino a lo largo de la historia y las relaciones asimétricas sustentadas en el sistema de sexo-género dominante. Desde esta vertiente, manteniendo la objetividad que implica nuestra profesión, intentamos valorar las situaciones desde un prisma amplio donde el factor social, histórico y cultural tiene una importancia relevante. Amplificamos nuestra visión para atender o resaltar cuestiones sobre el género que a simple vista pueden parecer inexistentes o insignificantes.
¿Cómo afecta esta perspectiva en la psicología?
Incorporar la perspectiva de género implica mirar de una nueva manera a la persona, ser conscientes de las desigualdades que se dan todavía hoy en día y de cómo nos afectan a la hora de valorar determinadas situaciones. Nos permite acercarnos a las personas desde la comprensión global y ayudar a la persona a que incorpore esta nueva mirada. Sólo así podremos detectar y analizar diversas creencias sobre una misma, el origen de las mismas, ver de qué manera está afectando el género a la narrativa que nos contamos de nosotros mismos y mismas, analizar cómo se ha construido nuestra identidad teniendo en cuenta el entorno social que nos rodeaba y las experiencias que hemos tenido en la vida sólo por el hecho de ser hombre o mujer, etc. La perspectiva de género también nos permite detectar los estereotipos, analizarlos y desmontarlos, reduciendo los sentimientos de culpa y de malestar asociados.
Algunos ejemplos concretos que pueden ayudar a entender esta perspectiva dentro de la terapia psicológica:
- Ante una situación en que una mujer se siente acosada por comentarios hacia su imagen no cuestionar que está haciendo ella para generar estos comentarios ni hacerla sentir culpable, al contrario, hacerle ver que ella no ha hecho nada mal sino que son las personas de su entorno las que están reaccionando con actitudes machistas. Se deben poder validar los sentimientos que este hecho le generan y dotarla de herramientas para apoderarla, reforzando su autoestima, su valía y su derecho a actuar y vestir de manera libre.
- Cuando un hombre muestra sus sentimientos de tristeza, llora o es siendo derrotado, no cuadra con la imagen que socialmente se ha vendido de masculinidad. Este punto hace que muchas veces sea más difícil salir del agujero y/o buscar la ayuda que necesita. En este caso, no podemos reforzar y/o trabajar la idea de esconder las emociones para cumplir un estereotipo, sino que hay que trabajar y enseñar a manejar las emociones de manera saludable al margen de la imagen social, ayudando a construir nuevas masculinidades.
En resumen, no podemos omitir las construcciones sociales y culturales a la hora de intervenir. Saber dónde estamos y de dónde venimos nos permiten aumentar la comprensión de las situaciones y poder, de este modo, busca las alternativas más adecuadas para cada persona evitando culpabilizarla y/o responsabilizarla.
Nos podéis pedir más información escribiendo a info@centrepip.com