Existen muchos mitos sobre la psicología y las visitas al psicólogo o la psicóloga. En un artículo anterior, ya mencionamos y analizamos algunos de ellos desde la manera en que trabajamos en Centre PiP. No obstante, esta vez queríamos centrarnos en las personas que nos piden ayuda. Padres, adolescentes, adultos, parejas, etc. Todos ellos que de una manera u otra han dado el primer paso de acudir a consulta.
Primero de todo es necesario saber que, pasar una mala época y necesitar ayuda, no es de débiles. En ocasiones, parece que todo viene de cara y nos sentimos libres, alegres, con energía, etc. No hemos de hacer nada, pero tenemos esa sensación de que todo fluye. Sin embargo, existen otros momentos en que las cosas parecen girarse. A veces, incluso desconocemos las causas, pero aparecen emociones de tristeza o rabia, nos falta la energía, vemos todo negativo, etc. En esos momentos, cada persona tiene sus propios recursos para superar la situación. No obstante, a veces, es necesario un empujón, una chispa o un cambio de prisma para poder levantar el vuelo. No es que sean personas débiles, no nos engañemos. Son personas que están buscando una solución al problema que tienen delante. Por lo tanto, están enfrentándose a todo mostrando mucho coraje.
Por otro lado, ir al psicólogo o la psicóloga no es de débiles. Tal y como acabamos de decir, enfrentarse a los problemas requiere coraje. Hacer un ejercicio de autoconocimiento real, requiere coraje. Mirar dentro de uno mismo para aceptar lo que no nos gusta y valorar lo que nos gusta, requiere coraje. Ir al psicólogo, por lo tanto, requiere de esa fortaleza interna difícil de definir que te motiva a mirar a dentro y realizar cambios. Porque es así, quedarnos rígidos, estáticos y haciendo lo de siempre, es permanecer en la zona de confort. Las personas que dan el paso y acuden al psicólogo, en el fondo, están lanzando un grito más o menos alto, de que quieren un cambio, de que su zona de confort ya no les convence por lo que están dispuestos a salir y experimentar.
Por lo tanto, como sociedad empecemos a luchar por cambiar estos mitos. Reconozcamos el coraje y la valentía de las personas que piden ayuda. De esta manera, aunque no nos demos cuenta, estaremos potenciando que las personas quieran buscar soluciones y aceptar pedir el asesoramiento que necesitan. Porque nosotros como profesionales no nos engañamos, sabemos que ese momento de marcar el teléfono y pedir hora, puede hacerse muy duro; sabemos que la espera a la primera visita, puede asustar y angustiar; sabemos que se han de saltar muchos muros internos y externos para venir. Por ello mismo, queremos decirles a todos ellos que dan el paso, venir al psicólogo o psicóloga es de valientes.