Es muy habitual en nuestro vocabulario normal utilizar la frase “me sabe mal”. Seguramente, todos tenemos ejemplos, propios y ajenos, de situaciones en las que la hemos utilizado. No obstante, estas 3 palabras pueden acarrear consecuencias para uno mismo puesto que nos alejan de lo que nosotros/as queremos o necesitamos.
Algunos ejemplos podrían ser:
- Voy a quedar con tal persona porque me sabe mal no haberle dicho nada en unos días o semanas.
- Haré estas tareas porque me sabe mal que se encargue otra persona.
- Contestaré este mensaje porque me sabe mal que esté a la espera
- No voy a salir porque me sabe mal que se quede solo/a
Además, aunque son situaciones sin importancia, hemos de pensar ¿qué precio estamos dispuestos a pagar porque nos sabe mal? Nuestra tranquilidad, nuestro tiempo para nosotros mismos, nuestro descanso, nuestro propio bienestar, nuestra independencia, nuestra autonomía,…
¿Cómo podemos modificar esta manera de actuar?
A continuación os damos algunas pautas que pueden ayudaros a reducir o eliminar las veces que utilizáis esta frase:
- Darse cuenta de cuándo la utilizamos teniendo presente ante que personas, situaciones, con qué frecuencia,… Es importante ver o analizar si existen diferencias entre ellas y/o en aquellos momentos en que actuamos porque queremos no porque nos sepa mal.
- Valorar que se esconde detrás de esa frase teniendo en cuenta nuestros miedos o creencias. Por ejemplo, hay personas que consideran que actuar porque les sabe mal les convierte en buenas personas ya que siempre están pendientes de los demás. Por otro lado, otras personas tienen miedo a perder relaciones o amistades si no actúan de esa manera.
- Identificar lo que uno está sacrificando cuando actúa de esta manera. Es decir, valorar qué es lo que realmente nos apetece o necesitamos en ese momento. Muchas veces consideraremos que no es para tanto o no es importante, sin embargo, es necesario darnos cuenta de todo aquello que cedemos .
- Poniéndonos a nosotras en el centro: siempre nos han dicho que hay que ser generosos con los demás y estar por ellos y esto está muy bien, pero también hay que tener en cuenta nuestras propias necesidades. Es conveniente empezar a pensar también en nosotros mismos y ponernos como una prioridad en nuestra propia vida. Solamente si estamos bien con nosotras mismas podremos estar bien con y para los demás así que un poquito de egoísmo en este sentido no es malo.
- Mordernos la lengua o rebobinar cuando decimos dicha frase. Una vez identificados los diferentes elementos, es hora de entrenar y poner practicar otras alternativas para no utilizar este “me sabe mal” como una muletilla. Algunos ejemplos puede ser “me apetece”, “quiero”,… En caso de que no nos apetezca, recordar que tenemos el derecho a decir que no y que escucharnos a nosotros mismos es señal de una buena autoestima y de un buen autocuidado.
Si te has visto reflejado o consideras que haces muchas cosas “porque te sabe mal”, puedes poner en práctica estos tips. No obstante, si te resulta complicado, puedes consultar con nuestros psicólogos en info@centrepip.com