A la hora de plantearnos cambios importantes en nuestra vida, los miedos y las inseguridades se nos hacen más patentes. Todo aquello que nos vuelve más viscerales y que nos hace huir o luchar, se materializa delante nuestro dificultando la toma de decisión.
¿Por qué pasa esto?
Tanto la educación que hemos recibido como nuestros propios rasgos de personalidad influyen en estas situaciones. En algún momento, hemos creado miedos o incertidumbres que nos hacen valorar determinadas situaciones como más o menos inseguras.
Ante la toma de decisiones, podríamos decir que es como si abriéramos una puerta a lo desconocido o diferente. Nos planteamos salir de nuestra zona de confort, apareciendo la ansiedad y el miedo como mecanismos para protegernos.
¿Por qué hablamos de zona de confort?
Tomar una decisión que implique un cambio, significa dejar nuestra zona conocida. Nuestro ambiente seguro para entrar en un mundo desconocido que podemos anticipar como muy esperanzador o como muy tenebroso. En resumen, lo único que tenemos claro es que al tomar la decisión, lo que conocemos cambiará.
¿De donde aparece el miedo?
De nosotros mismos, de nuestras interpretaciones sobre las consecuencias y los riesgos que hay. Nuestra propia película mental que magnifica aquellos fantasmas que nos acompañan, recordando que cualquier pequeño cambio nos puede llevar a una situación desagradable. Es por ello mismo que evitamos. Evitamos tomar la decisión, evitamos enfrentarnos al cambio, nos quedamos estáticos esperando que la situación cambie por sí sola u otra persona tome la decisión por nosotros.
Y, de esta manera ¿nos sentimos seguros y a gusto?
Este mecanismo puede funcionar un tiempo, pero a la larga conlleva consecuencias. Frustración, ansiedad, tristeza, etc. No decidir y evitar produce que con el tiempo sintamos que la vida no depende de nosotros mismos, que los demás la guían, hace que perdamos autoestima o no nos sintamos valiosos.
Por lo tanto, no, no nos sentimos seguros y a gusto.
Entonces ¿qué hacemos?
Es necesario escucharnos y actuar para poder conseguir aquello que necesitamos y/o deseamos. Hemos de introducir los cambios que hagan falta. Poco a poco, paso a paso, pero ir sacando la cabeza para ver que nos rodea. En este sentido, igual que el miedo nos dice todo aquello que puede ir mal, hemos de crear una voz que le conteste y nos permita preguntarnos “¿y si fuera mejor?”.
Para más información no dudéis en escribirnos a info@centrepip.com