Hace ya más de un año desde que apareció la Covid-19 y muchos han sido los cambios que hemos ido sufriendo a lo largo de los meses, sin poder recuperar totalmente la normalidad en nuestras vidas. A lo largo de este tiempo se ha hablado mucho de los efectos inmediatos de la presencia de la enfermedad y de los efectos a corto plazo pero qué secuelas nos estamos encontrando en la actualidad en niños, niñas y adolescentes? A continuación os hacemos un breve resumen de las más frecuentes:
- Crecimiento de la ansiedad por separación: Cada vez son más los niños y niñas que tienen dificultad para separarse de los padres en el inicio de la etapa escolar. Si bien es cierto que el curso pasado en general fue más difícil, este año aún nos encontramos a niños con dificultades para quedarse tranquilos en clase. El miedo al virus sigue estando presente y es normal sentirlo. Esto genera que los contactos sociales a menudo se vean limitados. En los niños que han pasado un verano relacionándose con pocas personas para evitar el contagio, esta ansiedad puede ser más elevada.
- Dificultades de adaptación: Llevamos más de un año debiendo adaptarnos a una realidad constantemente cambiante: ahora confinamiento, ahora mascarilla a todas horas, ahora no, ahora vuelve a subir la incidencia y las medidas se endurecen, …. Hay niños y adolescentes a los que ya de por sí les cuesta adaptarse a los cambios (de curso, de escuela, de vacaciones, de domicilio, …). Imaginaos si le sumamos éstos que son constantes y, además, difícilmente anticipables. El resultado en estos casos suele ser un aumento del malestar asociados a los mismos (mayor irritabilidad, menor tolerancia a la frustración, rigidez mental, …) Y una necesidad de buscar elementos estables (obsesiones, rituales, costumbres, rutinas rígidas, …) en su entorno que los tranquilicen.
- Aumento de la sintomatología ansiosa y depresiva, sentimientos de desesperanza. Esto es especialmente significativo en el caso de los adolescentes. Ya de por sí se encuentran en una etapa vulnerable, en la que las emociones invaden gran parte de su mundo. Los hemos privado de poder tener unas relaciones sociales libres entre ellos y, cuando las tienen, sólo reciben críticas por parte de los adultos, sociedad, medios de comunicación, etc., haciéndolos sentir los “malos” de la película. Además, estamos rodeados de mensajes que no dejan de indicar que habrá una profunda crisis económica como consecuencia de la pandemia. Así nos encontramos con muchos sentimientos de desesperanza hacia el futuro, muchas anticipaciones negativas y mucha frustración que, unido a la falta o dificultades para gestionar las emociones que experimentan, puede actuar como detonante de episodios de ansiedad o depresión.
- Aumento del aislamiento social y pérdida de habilidades sociales: En el caso de los niños y niñas nos encontramos con menores que tienen miedo a relacionarse con los demás por miedo al virus o que no saben cómo hacerlo y, al tener menos oportunidades para practicar sus habilidades, cada vez tienen más dificultades. En los adolescentes nos encontramos con varias situaciones. Los hay que tienen dificultades para relacionarse y durante los períodos de confinamiento se quedaron más aislados, sin saber cómo volver a establecer relaciones con los demás. Hay también, sin embargo, aquellos que se han refugiado en mundos virtuales, que los distancian de la realidad y en los que se comunican con personas con las que no se conocen físicamente, estableciendo relaciones menos auténticas y naturales y teniendo después dificultades en las relaciones físicas.
- Incremento de los trastornos alimentarios. Por último, destacar también cómo han aumentado este tipo de trastornos y no es casualidad. El aumento del malestar emocional junto con el bombardeo de mensajes que todos y todas hemos recibido de los medios de comunicación y de las redes para mantener un cuerpo sano y bonito (alimentación, ejercicio, etc.) no han hecho más que disparar este tipo de trastornos, como pueden ser las anorexias, bulimias, etc.
¿Que podemos hacer como padres, madres y también como sociedad?
A pesar de que la situación pueda parecer poco esperanzadora, hay muchas cosas que podemos hacer entre todos para mitigar estos efectos antes comentados. Además, debemos tener en cuenta que también nos encontramos con un gran número de niños y adolescentes que mantienen un buen estado psicológico y que han sabido adaptarse muy bien a la situación. Dicho esto, pasamos a sugerir una serie de acciones que se pueden llevar a cabo:
- Cuidarnos: Esto es esencial. Para poder estar bien y dar una buena atención a la infancia y la adolescencia es importante que nos dedicamos tiempo, que nos escuchemos y que tengamos en cuenta nuestras necesidades.
- Hacer de modelos positivos: Es bien sabido que niños/as y adolescentes toman como modelos a los adultos que los rodean. Así tenemos que ser muy conscientes de lo que les transmitimos y actuar como modelos positivos. Por ejemplo, si nos ven preocupados / obsesionados por el peso, la imagen corporal, etc., … es fácil que adopten estas inquietudes, con el riesgo en este caso que ello conlleva respecto a trastornos como los alimentarios.
- Hablar de emociones en casa, escuela y otros entornos: Esta época que nos está tocando vivir está siendo muy intensa a nivel emocional. Ya de por sí compartir las emociones en familia es importante pero ahora más que nunca. Así todos podemos buscar apoyo en unos y otros y encontrar maneras adecuadas de gestionar a nivel emocional todo lo que nos está pasando.
- No culpabilizar y empatizar con ellos / as, en especial con los y las adolescentes: Los y las adolescentes, por sus características, son los que están sufriendo más a nivel afectivo las restricciones que estamos viviendo. Es importante reconocer la capacidad que han tenido y tienen que cumplir las normas sociales que han ido surgiendo y también es importante permitirles que estén hartos de la situación. Hay que seguir recordando los riesgos de tener contactos sociales sin las protecciones adecuadas, pero también debemos entender que en determinadas situaciones las incumplan. Ante esto más que culpabilizar lo importante es ayudarles a reflexionar de la necesidad de seguir siendo responsables. También es importante que no pongamos a todos y todas las adolescentes en el mismo saco, culpándolos de las irresponsabilidades de otros.
- Re-emprender los contactos sociales: Ahora que la situación ha mejorado es momento de volver a establecer contactos de manera física, siempre respetando las normas y restricciones del momento y tomando las protecciones necesarias. Volver a una cierta normalidad es necesario tanto en el caso de niños y niñas como en los adolescentes.
- Dar apoyo y ayuda y buscar orientación de profesionales en caso necesario: Estar cercanos y disponibles cuando los y las menores lo necesiten. Es importante que se sientan respetados/as y que sepan que hay adultos de referencia cercanos con quien pueden contar. En aquellos casos en que se observe una sintomatología muy intensa y / o de larga duración, será importante contactar con profesionales de la salud mental.
Así, como veis, la pandemia ha dejado y está dejando, en algunos casos, afectaciones a nivel psicológico en niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, la mayoría son leves y transitorios y hay muchas cosas que podemos hacer desde casa y desde los centros educativos para tratar de recuperar el equilibrio.
Para más información no dudéis en contactar a info@centrepip.com